La bestia de Buchenwald; Alemania, alrededor de 1940
El mal es tan viejo como la humanidad misma. En la imagen se ve a Ilse Koch, del campo de concentración de Buchenwald, quien se casó con un oficial del campo, llamado Karl-Otto Koch. A diferencia de otros que se jubilan a los 60 años, ella optó por algo más permanente: eligió el suicidio en 1976; pero no antes de cometer atrocidades indescriptibles en el campamento como recoger recuerdos de piel de prisioneros muertos que tenían tatuajes distintivos que le interesaban. Se rumoreaba que había ordenado que mataran a los prisioneros y luego los desollaran para que luego se hicieran artículos del hogar hechos con su piel.